Pero matizó que es necesaria la intervención de los gobiernos del mundo para asegurar que estas herramientas se desarrollan de manera que protejan y respeten los derechos y las libertades de los ciudadanos.
“Creemos que los beneficios de las herramientas que hemos desarrollado hasta ahora superan ampliamente los riesgos”, defendió el empresario durante la audiencia.
Sin embargo, el cofundador de OpenAI mostró preocupación por los riesgos que la tecnología podría suponer para el mundo si su desarrollo no se supervisa.
“Mi mayor miedo es que causemos (…) un daño significativo al mundo”, dijo Altman al ser preguntado por sus principales preocupaciones sobre la inteligencia artificial. Añadió que “si esta tecnología va mal, puede ir bastante mal”.
“Eso podría suceder de muchas maneras. Es por lo que iniciamos la compañía”, dijo, añadiendo que su empresa quiere trabajar con el Gobierno para evitar que ocurra.
El testimonio de Altman se produce en medio de la preocupación por parte de las autoridades estadounidenses por la posibilidad de que el rápido avance de las tecnologías de IA tenga efectos inesperados sobre la sociedad.
Los legisladores citaron riesgos como la pérdida de empleos o el uso de herramientas de creación de contenidos para generar información falsa por parte de actores extranjeros.
Para ilustrar sus preocupaciones, el senador Richard Blumenthal, presidente del subcomité de Privacidad, Tecnología y la Ley e impulsor de la audiencia, emitió una grabación realizada con inteligencia artificial que había sido escrita por ChatGPT, imitando el estilo y los principales focos de interés del congresista.
“Citando a ChatGPT, este no es necesariamente el futuro que queremos”, bromeó Blumenthal al inicio del evento.
Altman admitió que probablemente la IA afectará al mercado laboral, pero se mostró optimista en que a la larga, la tecnología generará mas empleos nuevos de los que destruirá. “Somos tremendamente creativos”, confió el empresario.
Otra de las invitadas al evento, la directora de Privacidad y Confianza de IBM, Christina Montgomery, citó su propio puesto como ejemplo de un trabajo que no existía antes del desarrollo de la IA.
Altman también se mostró abierto a la sugerencia de Blumenthal de que el Gobierno desarrolle laboratorios independientes para comprobar la fiabilidad de los modelos de inteligencia artificial, y que les darían una nota similar a la calificación nutricional de los alimentos.
El responsable de OpenAI admitió que sus productos todavía cometen errores, pero que con el tiempo se volverán más y más fiables.
Otro de los senadores impulsores de la audiencia, el republicano Josh Hawley, aseguró que la inteligencia artificial es “una de las innovaciones más significativas de la historia”, pero que todavía no está claro si será más parecida a la invención de la imprenta o a la de la bomba atómica.
Los congresistas defendieron que si bien es cierto que se necesita regulación pública, las empresas de IA como OpenAI no tienen que esperar al Congreso para instaurar mecanismos que permitan controlar el desarrollo de la tecnología para mitigar los daños.
A comienzos de mes, el Gobierno estadounidense anunció que invertirá 140 millones de dólares (128,85 millones de euros al cambio de hoy) para establecer siete nuevos institutos de investigación de la inteligencia artificial que impulsarán la innovación responsable y asegurarán que los avances en la tecnología sirven al bien común.
Los centros se unirán a los 18 institutos de investigación sobre IA que ya están en funcionamiento en el país. Además, la Casa Blanca anunció que las grandes empresas de IA han aceptado someterse a una evaluación pública de sus sistemas durante el evento de “hackers” DEF CON 31, que se celebrará en Las Vegas a comienzos de agosto.
Durante la convención, miles de participantes analizarán si estos sistemas están alineados con la Carta de Derechos de la IA que ha propuesto el Gobierno estadounidense, y que incluye principios como la privacidad de los datos de los usuarios o la protección contra los algoritmos discriminatorios.